sábado, 13 de noviembre de 2010

Tratado teológico político, Baruch Spinoza

Buenas. Hoy quería comentaros un libro que tras tres siglos sigue siendo un referente en las relaciones entre los estados laicos y la Iglesia o la religión institucional. Spinoza, judío Holandés, quien había ya dado muestras de una inteligencia fuera de lo común, escribe un tratado bajo seudónimo -lo cual no sirvió para nada, pues algo así solo podía escribirlo el- y en el mismo no solo aboga por un estado laico dirigido  por la razón y sin ninguna intromisión por parte de las autoridades religiosas, sino que incluso se permite hacer una exegésis bíblica donde haca patente que para que haya libertad y democracia, los principios de las instituciones religiosas han de dejarse al margen. Spinoza hace descender a la escritura revelada hasta las manos del hombre para que este la descifre con la sabiduría humana, así como investigaría o estudiaría cualquier otro texto escrito. Spinoza dice que para comprender los textos hay que aprender el idioma hebreo, conocer la historia que rodea al mensaje, a aquellos quienes fueron los autores materiales de los textos, cuando fueron introducidos en el canon y por quién...etc. Es un trabajo que para la época representa algo totalmente distinto, pues todas estas cosas eran poco tenidas en cuenta por los traductores. Y bien, ¿que encuentra Spinoza en su análisis de la santa escritura? Pues según el nada bueno, o poco, vamos. Le parece a Spinoza que la escritura ha sido modificada a lo largo de los siglos, no se conocen los nombres de los autores de los libros que la componen, está llena de preceptos nacionales y excluyentes y , por supuesto, no es la Palabra de Dios. Era lógico que de ello siguiese que para desarrollar un estado laico y democrático, cuanto más lejos estén las instituciones religiosas, mejor.

A mí, que tengo otra visión de las escrituras, la del amor de Dios a los hombres, me gustó el libro en cuanto hace un estudio detallado del texto sagrado, sacando de el principios útiles para desarrollar una visión mas cercana de las historias y de las personas involucradas. Éstas personas - profetas, etc- son como nosotros, humanos, falibles, pero al mismo tiempo sensibles a las circunstancias por lo que el mensaje que reciben es moldeado y traducido por ellos según su carácter y estados de animo. Para Spinoza esto es una prueba de que la revelación no existió, pero para mi de lo contrario, de que la revelación viene de un ser que ama a su creación y espera que use su sabiduría para interpretar el mensaje.

Para ir terminando, un estado laico es una gran bendición para las personas religiosas, que de esta manera son más libres en su adoración y están más protegidas. La verdadera creencia, como yo lo veo no necesita de nada más que de libertad y esto aunque sea a nivel de la conciencia lo tenemos. Si hay una institución que nos represente, pues vale, pero que esa institución se convierta en una especie de gobierno, en la sombra  o a la luz del día, primando unas creencias sobre otras, eso aparte de malo es totalmente innecesario para la salvación de los creyentes. En ese sentido me decanto por lo que se dice de Lutero: "Buscando la Iglesia, encontró el Evangelio"

Os dejo con un breve texto del Tratado de Baruch Spinoza : "¿no sería mucho más útil reprimir la ira y el furor del vulgo, que dictar leyes inútiles, que no pueden ser violadas sino por quienes aman las virtudes y las artes... Porque, ¿puede concebirse mal mayor para el Estado, que enviar como ímprobos al exilio a varones honestos porque tienen otras ideas y no saben disimularlas? ¿ Qué puede haber más pernicioso que tener por enemigos y llevar a la muerte a hombres que no han cometido ningún crimen ni fechoría, simplemente porque son de talante liberal; y que el cadalso, horror para los malos, se convierta en el teatro más hermoso, donde se expone ante el oprobio más bochornoso de la majestad, el mejor ejemplo de tolerancia y virtud?"

Bien lo sabía el.