jueves, 30 de mayo de 2013

El topo, Jonh Le Carré

"Calderero, sastre, soldado, espía..." decía una una tonadilla infantil que el conocido autor de novelas de espionaje Le Carré usó como título de la que es una de las obras mas celebradas de este autor británico, autor asimismo de "El espía que surgió del frio" y más recientemente, "El jardinero fiel".

Le Carré es uno de los más respetados autores contemporáneos de este último siglo, con novelas de espías, principalmente en la guerra fría, y con historas que van más allá de ese subgénero, para adentrarse en la periferia de las tramas, que al final devengan en el nucleo de la historia, como la amistad, las relaciones entre desiguales, la ambición y la duda.

"El topo", traducción certera y práctica donde las haya de la tonadilla en cuestión es una novela de 1974, en la que los servicios de espionaje ingleses toman conciencia de la existencia de un traidor, un topo, encubierto entre los jefes del "Circus" y como Smiley, ya retirado, intentará descubrirlo. Smiley, un personaje único en la historia de los espías de ficción (y me temo que también entre los espías reales) tendrá que usar toda su inteligencia y observación para descubrirlo, sabiendo de antemano que el topo será uno de sus compañeros y como persona traicionada -por superiores, colegas y sobre todo, por su mujer, que le engaña descaradamente- indagará en el porque de la traición, algo que, si lo miramos bien, es harto interesante.

Los traidores siempre han existido, se les repudia, como se repudia al chivato, o cotilla, al menos antes de la era de las redes sociales. Sin embargo la traición como hecho viene dada por la falta de confianza en aquello que se traiciona. Es cierto que en la novela, como en la vida real, existen incentivos, económicos o sexuales, que sirven de anzuelo para que un defensor de la causa (la que sea) la traicione, pero estos incentivos sólo son útiles cuando no hay confianza o creencia de bien último en aquello que defendemos. La novela se hace eco de los casos de alta traición que se dieron en Gran Bretaña durante los años sesenta, casos reales que elevaros el nivel de paranioa en el gobierno y la sociedad. Cuando se descubre el traidor, que lo ha sido por años y a favor de un régimen que se tiene por malvado, es lógico preguntarse el porqué. Y lo cierto es que es sencillo, como vemos en la novela. A la postre, el factor humano, lo condiciona todo. Por mucho que creamos que las instituciones o los paises, son mejores que los hombres que los componen, no es así. Y los sistemas y las pesonas que los componen son tan corruptibles... que traicionarlos no tiene que representar ningún dolor.

Entonces, ¿es la fidelidad posible? Pienso que, siguiendo a Smiley se puede pensar que si. Pero solo para quienes no necesitan ni ambicionan mucho, solo para los que estén felices por lo que son más que por lo que tienen y solo para los que entiendan que la responsabilidad de la vida de cada uno está en el mismo.

La novela es muy entretenida, no tiene mucha acción, pero creo que no la necesita. Smiley, gris, perspicaz y persistente, terminará descubriendo al topo, pero viendo como se conducen lo poderes superiores, caerá en cuenta que nuestra sociedad tiene unos topos ya no invisibles, sino invencibles.