sábado, 11 de diciembre de 2010

Adiós, muñeca, de Raymond Chandler

Creo que Adiós, muñeca fue la primera novela de Chandler que leí. Luego leí las demás, todas me han entusiasmado, pero ningunas como esta. Ni siquiera las que han escrito otros autores de novela negra, genero del que me enamore por el 1983 con una colección de novelas llamada "Círculo del Crimen", 120 títulos de la mejor novela negra que publicaba ediciones Forum cada 15 días de los que llegué a tener cerca de 100, hasta que mi economía dejo de existir y ya no pude mas. Y es que ya sabéis la dicotomía entre la economía y la novela negra... Pero divago. Adiós, muñeca se ha convertido para mi en el referente de la novela negra, en la vara con la que mido las otras centenares de novelas del género que caen en mis manos, es un decir. Los componentes habituales de las novelas de Chandler están presentes como los comunes a la novela negra, pero están descritos de una manera especial, con, digamos... humanidad. A diferencia de otros autores de ese periodo clásico, Chandler retrata personajes reales con vidas reales, con virtudes y defectos, personajes que en la América del comienzo del sueño del sueño americano no se distinguían de la gran minoría de ciudadanos a los que el tren del éxito dejó en tierra. 

En Chandler brillan los matices. Son los pequeños detalles en las vidas de los personajes los que separan a un malvado de la redención o a un detective de perder su dignidad. En Adiós, muñeca reconocemos a Marlowe como el personaje contradictorio e íntegro, que muestra que a pesar de los prejuicios, lo que determina el éxito social es lo que se pone en práctica. Aparte Marlowe, los otros personajes de la novela son de una humanidad descarada y hermosa, casi diría épicamente expresada. Con razón Chandler es un autor cuya calidad literaria deja atrás géneros concretos para escribir su nombre en las páginas de la literatura universal, por su construcción de personajes, la recreación de contextos simples en su complejidad y sobretodo en la capacidad para sorprender con una trama llena de inteligencia e ironía. Ésta ironía va mas allá de los personajes, reflejando asimismo los sentimientos de los personajes y lo que les rodea, dando a cualquier elemento una imagen vivida y clara. 
En Adiós, muñeca, sus lectores encontrarán humor, ingenuidad, ambición, corrupción pública, perdón, miedo, intereses varios, redención, entre otras cosas, todas ellas producto de gente como usted y como yo, que en ocasiones actúan y en otras dejan que otros actuen sobre ellos. Si os gusta la novela negra de Larsson, Mankell, Coben y demás, os la recomiendo sinceramente.

"El coche era un sedan de siete plazas azul marino, un Packard último modelo, fabricado por encargo. La clase de automóvil que invita a ponerse un collar de perlas"

"La señora Grayle se inclinó un poco hacia delante y su sonrisa se crispó un poco. De repente, sin que se produjera ningún cambio real en ella, dejó de ser hermosa. Parecía tan solo una mujer que podría haber sido peligrosa cien años antes, y osada hacía veinte, pero que en la actualidad no pasaba de serie B hollywoodense"