domingo, 5 de junio de 2011

Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson

!Hola!

Conocí a Stevenson, principalmente por una obra que mal llamaríamos "menor", El diablo en la botella. La historia me fascinó por su argumento y por ser tan viajera. Luego leí La isla del tesoro, novela clásica de piratas donde las haya de la que hablaré en otro momento. Cuando tuve oportunidad de leer El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, pude apreciar una característica que siempre me ha gustado de los grandes autores y es que son capaces de escribir sobre temas muy diferentes en diferentes ambientes, e incluso sobre el mismo tema pero con un manto diferente en cada ocasión.

En Jekyill, no estamos en los mares del sur, ni buscando tesoros junto a Long John Silver, sino en pleno Londres victoriano, en un entorno unbanita y sofisticado en apariencia. En apariencia si, pues en la era de Victoria, más allá de las fábricas, de los comienzos de las reformas sociales o de los albores de la investigación científica, pululaba un fantasma muy pesado. Y no me refiero al fantasma, medio muerto ahora, del que hablaba Marx, sino al fantasma de la hipocresía.

Y de eso trata la novela. De como tener virtudes ante unos y vicios ante otros. El respetable Dr. Jekyill toma una poción que le convierte en Hyde, un ser lascivo y amoral, un asesino, que deambula por los lugares de mal nombre en Londres, lugares donde por supuesto el Dr. Jekyill nunca se atrevería a ir abiertamente, pero si transformado, disfrazado, oculto (Hyde es un evidente guiño al lector y juego de palabras con hide, oculto en inglés). Asistimos en la novela a los devenires de Hyde y a la creciente preocupación del pobre doctor, hasta el desenlace.La obra ha sido vista y con razón, en clave psicológica, sobre los desdoblamientos de personalidad y los trastornos bipolares, como una alegoría sobre el bien y el mal y pienso yo que también es un reflejo de la preocupación por esa parte de uno mismo que te atrae aunque concientemente te desagrade, una parte atávica y primitiva que se despierta con una poción, sea el alcohol, las drogas o los fármacos y que siempre creemos que podemos controlar con el antídoto de la conciencia, hasta que descubrimos que es ella la que nos anula cualquier "aburrida" bondad y nobleza.
 
Recomiendo sin reservas esta obra de Stevenson, por su argumento, por el desarrollo de los personajes, así como la impresionante atmásfera londinense que recrea. Tómense la poción y verán como se transforman en otro...

Saludos

1 comentario:

  1. Bueno, yo no he leido ese libro ni ninguno de ese autor, pero por lo que dices, y por lo que he oido sobre esta obra parece ser algo excepcional. Cuando tenga la oportunidad... me pondre a leermelo!(Si no es muy gordo...;) Me encanta tu entrada, papa! No te desanimes y sigue escribiendo! (Aunque se que animos no te faltan precisamente a ti!) Un saludo!^^

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