domingo, 3 de julio de 2011

El Hobbit, de J.R.R. Tolkien

La primera impresión que me viene a la memoria al recordar la lectura de este libro es pasión. Una pasión casi enfermiza me atrapó durante los días que leí El Hobbit cuando era adolescente. Un amigo me lo recomendó, junto a El Silmarillion, escritos ambos por Tolkien, el británico también creador del Señor de los anillos. Tolkien, lingüista experto y gran conocedor de las mitologías nórdicas, dió comienzo a El Hobbit alrededor de 1930, siendo profesor en Oxford. Sería también en Oxford donde formase parte del grupo literario Inklinks, junto a C.S. Lewis, el autor de Las Crónicas de Narnia, entre otros amigos.

Con Tolkien nació una mitología irrepetible, personal y por supuesto imaginada, poblada de seres de todo tipo, con un lenguaje y geografía propios dando forma al incipiente género literario de la Fantasía, una mitología que nadie ha llegado a igualar, ni de lejos. Tolkien, mas que una mitología, crea una cosmología, donde todos los elementos encajan a la perfección. Y prueba de ello es El Hobbit

En el Hobbit están presentes los elementos de la creación de Tolkien. Tenemos a Bilbo Bolsón, el hobbit del titulo, buscando un tesoro por tierras desconocidas, unido y enfrentado a enanos, elfos, trolls, trasgos, usando la magia así como la inteligencia para superar las pruebas y gestas en el camino. También en El Hobbit vemos una literatura superior, la que corresponde a un creador de la medida de John Ronald Reuel Tolkien. Escribe con pasión, con mucha acción, mostrando de la trama la punta del Iceberg y haciéndonos morder las uñas cuando parecería que Bilbo vaya a ser atrapado por sus enemigos, antes de sorprendernos con un escape increíble...

El Hobbit es un primer acercamiento a Tolkien, junto con El Sillmarillion, que fue completado después de su muerte. Es un paso en el viaje, antes de llegar al tesoro, el tesoro de Tolkien y que es La trilogía del Señor de los anillos. Pero no creáis que en comparación a ésta última obra El Hobbit es una novela menor. El tesoro, sea cual sea y del tipo que sea, se aprecia más cuando es fruto de un viaje entretenido, apasionado y  vigoroso, del que hemos salido con éxito por que la Fortuna favorece a los valientes...

Pero como alguién dijo, para entender qué grande es Tolkien en general y El Hobbit en particular, hay que leerlo. Y si tienes un corazón fuerte, una mente despierta y dispuesta, tuya será la recompensa. Habrás vencido al dragón.

Os dejo un pasaje:

"- ¡Esto no irá bien! -dijo Thorin- Si no salimos despedidos, o nos ahogamos, o nos alcanza un rayo, nos atrapará algunos de esos gigantes y de una patada nos mandará al cielo como una pelota de fútbol.
- Bien, si sabes de un sitio mejor, ¡llevanos allí! -dijo Gandalf, quien se sentía muy malhumorado, y no estaba nada contento con los gigantes."  

Saludos


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