jueves, 2 de febrero de 2012

La caverna de las ideas, de Jose Carlos Somoza

Personalmente, Somoza casi merece una sección propia. Si bien aún no he leído todos sus libros, he de decir que es el autor de novela negra y de ficción español que mas admiro. Me han gustado todas sus novelas, que me parecen originales e inteligentes en unos géneros donde lo habitual es seguir un patrón bien establecido y luego modificarlo levemente. Sin embargo en las obras de Somoza, la característica principal es la innovación y la sorpresa, que no dejan indiferente.

La caverna de las ideas, fue la primera obra suya que leí. Una novela policíaca ambientada en la Grecia clásica donde Heracles Pontos y el filósofo ateniense Diágoras investigan la muerte de unos jóvenes en extrañas circunstancias. Ambos personajes representan maneras distintas de enfrentarse a los hechos, el primero con inquisitivo interés por la verdad y el otro desde la distancia que da el conocimiento de la naturaleza humana y tratando de conocer el porqué de esa verdad. Tanto Heracles como Diágoras, así como los demás personajes de la trama tienen una influencia decisiva en el desarrollo de la investigación, hasta la resolución de los crímenes...

Sin embargo, la caverna de las ideas trasciende la historia de la investigación, para convertirse en una obra donde los personajes principales son el propio lector, el traductor de la obra griega original y el propio autor de la novela que se convierten en las partes más importantes de la misma, relegando a la historia de misterio la menor parte, o cuando menos, la parte menos interesante, una subtrama dentro de la trama principal, que no es otra que la acción creadora que un Autor tiene sobre su obra. Asombrados leemos a pie de página como el "Traductor" ignora su condición de elemento de la historia creada por el "Autor" y cuando lo descubre se rebela, pero al final no puede hacer nada, pues es un elemento más de una obra que no controla y por lo tanto está sujeta al Autor que no solo crea, también finaliza o destruye.

Es una novela muy recomendable, que como podéis imaginar, aparte de la "subtrama" detectivesca, es un estudio elegante y sincero sobre la Creación artística y literaria. Y como las sombras del mito de  La Caverna,  la definición y representación de lo creado está perpetuamente sesgado, siempre difuso y pasajero para todos excepto para aquel que las creó.

Y ahora mi Autor me manda callar.

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